Agricultura Sostenible, bioenergía, biodiversidad y cambio climático son nuevos conceptos que van cobrando importancia ennuestro vocabulario cotidiano. Nos encontramos en una etapa en la que proliferan nuevos conceptos para una economía sostenible y donde debemos afrontar los nuevos retos sociales a través de políticas capaces de dar respuesta a las nuevas necesidades.
El sector agrícola afronta en estos días una de sus etapas más difíciles y se ve afectada por lasfuertes reformas llevadas a cabo en un nuevo mercado de orden mundial que afecta al desarrollo de nuevas estrategias para la armonización de una economía globalizada.
Todos los sectores se ven afectados de un modo transversal por las nuevas políticas de cambio climático y asumir las iniciativas más vanguardistas no es fácil. El diseño de las actuales directrices políticas que marcan una tendencia no pueden ignorar los beneficios de una economía agrícola sana y beneficiosa en todos sus aspectos. Del mismo modo, tampoco se puede ignorar el carácter global de los mercados y la interdependencia existente de un lado del mundo a otro. Es por ello que entramos en una era caracterizada por la eficiencia y la competitividad, lo que obliga a que se tomen medidas con el fin de obtener un beneficio conjunto. Y en este sentido, la agricultura juega un importante papel. No podemos negar el carácter agrícola de una Europa que trabaja unida. Dentro del territorio de la UE, la agricultura siempre ha aparecido como un punto clave dentro de sus intereses debido a la riqueza del entorno agrícola y rural caracterizado por las grandes extensiones que lo conforman.
Los inicios de la Política Agrícola Común (PAC), hace ya más de 50 años, atendían a la necesidad de garantizar el suministro de alimentos para abastecer a una Europa dominada por la escasez tras la segunda guerra mundial. Después de varias décadas de trabajo en esta materia, las líneas estratégicas que ofrece la Comisión europea son claras y se enfocan hacia la conservación de un entorno rural y agrícola adecuado y acorde con nuestras necesidades.
Hoy día, la UE invierte alrededor de un 45% de su presupuesto en Agricultura y desarrollo rural lo que nos demuestra que esta política aparece como uno de los ejes principales en el desarrollo europeo. Es cierto que si comparamos este presupuesto con el 70% que se invertía en la década de los 70, nos damos cuenta de una tendencia negativa a la inversión agrícola. Pero también es cierto que este descenso en el presupuesto ha permitido maximizar el esfuerzo y el ahorro que se enfoca hacia nuevas responsabilidades que hagan de la agricultura europea un sector de calidad y competente. Es decir, las nuevas tendencias en los mercados nos obligan a fomentar una calidad alimentaría y sistemas innovadores de producción capaces de satisfacer las exigencias de un nuevo consumidor cada vez más informado y que va poco a poco dando mayor importancia al etiquetado. Pero esta nueva dirección política adoptada recientemente por la UE que trata de ser eficiente, también reconoce la necesidad de mantener unas garantías mínimas hacia el agricultor en casos de catástrofes o para mantener una calidad de vida.
Por todo ello, es importante e imprescindible no distanciarse de los intereses comunes que guarda la agricultura dentro del territorio europeo y la información sobre la actualidad de las nuevas tendencias políticas se muestran como una verdadera fuente de conocimiento sobre el futuro los ciudadanos de Europa. Como resultado, esto hace que vaya creciendo el número de organizaciones y empresas que tratan de acercarse para mantener un diálogo directo con las instituciones europeas, bien para mantener al día esa información, bien para participar en todo tipo de programas y actividades ofertadas por la Unión Europea. Y esto es así, gracias al carácter transparente que mantienen las instituciones, a la necesidad de escuchar los problemas y necesidades de sus ciudadanos que con el paso del tiempo aumentan su participación en Europa, ya sea de un modo directo o indirecto.